Finoret,
¿Sabías que el 90% de los materiales brutos (Raw Material) necesarios para la creación de cualquier producto en Europa provienen de países no europeos? Dato reflejado en el documento oficial publicado por la Comisión Europea titulado: Resiliencia de las materias primas fundamentales: trazando el camino hacia un mayor grado de seguridad y sostenibilidad, publicado en septiembre de 2020.
Esto quiere decir que por cada 10 productos “made in Europe,” 9 de ellos dependen de la explotación de materia prima que proviene de fuera de la Comunidad Europea. Al leer este dato, nos preguntamos si, como individuos y sociedad, tenemos las herramientas necesarias para disminuir este alto consumo de materiales brutos o naturales.
Muchas veces, damos por sentado todos los productos que usamos o consumimos, y no nos preguntamos cómo se han hecho y de dónde provienen. La vorágine de nuestras vidas nos absorbe y no nos permite darnos un respiro para cuestionar el qué o por qué de las cosas cotidianas.
A menudo, buscamos la salida más fácil a nuestras necesidades. Tenemos un hábito arraigado dentro de nuestro ser: la vía más rápida cuando necesitamos algo es comprarlo directamente en donde lo hacemos habitualmente. Por ejemplo, si se nos rompe el móvil, compramos otro, si nuestra tele no es “Smart”, buscamos una que lo sea. Así podemos continuar con muchos más ejemplos de productos de consumo, incluyendo los alimentos.
Este tipo de hábitos de compra fortalece a la economía lineal, que premia el uso y desuso continuo sin tener en consideración las posibles consecuencias que sufre nuestro entorno.
Para romper este ciclo de uso/desecho/consumo de materia prima, nos pusimos a averiguar cuáles alternativas podemos emplear para aportar nuestro granito de arena y hacer de este mundo uno mejor.
Una de ellas es intentar cambiar nuestra filosofía de consumo desde los modelos de economías tradicionales o lineales a una del tipo circular. Para comprender este cambio en el paradigma, primero necesitamos saber lo que es la economía circular.
Parafraseando la definición de los economistas “T. Bastein, E. Roelofs, E. Rietveld and A. Hoogendoorn,” publicada en 2013, entendemos que el principal objetivo de la economía circular es disminuir el agotamiento de los recursos renovables y la producción de derivados contaminantes, como consecuencia directa del proceso de manufactura. Esto se logra con un sistema económico que promueve la reutilización tanto de los productos como de los materiales brutos y que fomenta la capacidad de restauración de los recursos naturales.
Ahora que comprendemos lo que es la economía circular, vamos a analizar cómo cada uno de nosotros podemos formar parte de esta escalera de valor. Lo primero que tenemos hacer es identificar las partes o eslabones claves y esto lo hacemos mediante la clasificación de las Rs de la Reutilización. Todo comenzó con las 3 Rs:
Reutilizar
Reparar
Reciclar